lunes, enero 16, 2006




Te obsequio mi orgullo
porque yo no he de cargarlo
la culpa no me pertenece
harta estoy de comprender.

Hoy te regalo el dolor,
la ausencia y las lagrimas
porque no volvere a envenenar
mi sangre con resentimiento.

Tu miedo y tu enojo
te carcomeran
cuando mires la tarde
y yo... no te pueda acompañar.