miércoles, junio 17, 2009



Nos miramos de ventana a ventana, tan aburridas, tan cansadas, tan olvidadas. Ambas buscando tiempo en la calle, ella intentando recordar, yo tratando de olvidar, juntas anhelando la esperanza.

Sus alas se miran cansadas, las mías heridas, ambas vacías con ansías de volar, ella no se mueve porque no puede hacerlo, yo porque no tengo hacia donde ir.

Nos miramos con discreción, traspasando el tiempo; me percató de mi realidad y una lágrima se escurre por mi mejilla, la seco con disimulo y doy media vuelta para olvidar, que me siento igual que la anciana de la ventana de enfrente.